Gastronomía III: nuestros favoritos de la cocina mexicana

Ampersand

huevos rancheros, cocina mexicana9.00 am, un día de verano cualquiera en México DF. Bajamos a desayunar y se nos presenta el dilema: huevos rancheros, mollete, chilaquiles, quesadillas, café, zumo. ¿Fácil escoger? ¡Ya ni modo! Y prevengo al lector desde ahora de que esta duda se presentará mañana, tarde y noche, allá donde se encuentre: Sinaloa, Coahuila de Zaragoza, Yucatán, Oaxaca, Quintana Roo o Nuevo León.

La cocina mexicana es riquísima, en al menos dos de las acepciones del término, pues, además de los célebres platos que podemos encontrar a lo largo de toda su geografía, cada estado dispone de varias especialidades en su cocina regional. Por algo pasó a ser considerada Patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO en 2010.

Ya ves que el tema se presenta vasto e inabarcable en una modesta entrada de blog. De modo que descartamos comentar sus características, su historia, sus básicos (como la consuetudinaria tortilla o el picante) o su lado exótico-insectívoro. Ni siquiera un abecé de sus platos más granados, pues nos faltarían letras. Sin ninguna pretensión te proponemos un menú con algunos de nuestros platos favoritos (las santas también comemos, dicho queda).

Nos habíamos quedado en DF decidiendo el desayuno. Una vez abastecidos nos lanzamos a disfrutar del día, para detenernos un par de horas más tarde achicharrados por un sol de justicia que nos obliga a buscar una sombra y un vasito de aguas frescas: un refrigerio compuesto de agua, fruta y azúcar.

gastronomía mexicana, MéxicoEntre una cosa y otra llega la hora del almuerzo. Aquí, de las innumerables opciones de la cocina mexicana, recomiendo compartir una botana (aperitivo) con quesadillas, guacamole, nachos, chile o lo que ofrezca la casa, acompañada por una michelada (cerveza con limón y diversas especias servida en un vaso con los bordes cubiertos de sal). Aunque si te parece mucho para empezar, también puedes optar por unos nachos machos, que son unos nachos acompañados de riquísimo pico de gallo (tomate, cebolla y chiles jalapeños picaditos con limón), chile, guacamole y crema agria, por ejemplo. De segundo una buena ración de tacos, para mí al pastor o cochinita pibil, por favor. Por último, me saltaría el postre y pediría un aromático café de olla, tal vez con un chorrito de Kahlúa, ¿por qué no?

Sé que te dejé sin postre pero no te me atropelles, que propongo merendar un pan dulce, un antojito, un panqué o una jícara de chocolate. Y para quienes no gustan de dulces les propongo de aperitivo un margarita ¿y unos tamales? para ir haciendo boca antes de la cena. Ya ves, ante todo variedad.

Aquí toca ponerse serio; nada de «yo no ceno» o «llevo todo el día comiendo». Puede que no nos convenga pero ya sabes, muera Marta y muera harta. Tenemos que aprovechar la ocasión de probar más platos de la maravillosa cocina mexicana. De primero unas fantásticas fajitas o unas enchiladas para los de buen saque, con una cerveza Modelo bien fresquita. De segundo una suculenta sopa xochitl (pollo, aguacate, totopos, queso, picante) o la clásica pozole.

Francamente, tampoco ahora me atrevo a proponerte postre, pero sí una despedida con un caballito de tequila Don Julio. Alcemos el vaso y ¡que viva México!

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